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Víctor Erarte: de la realidad pueblerina a convertirse en mago de la decoración, el maquillaje y el carnaval

 Víctor Erarte: de la realidad pueblerina a convertirse en mago de la decoración, el maquillaje y el carnaval
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Santo Domingo, RD

Lo fantástico, los colores, la alegría y las comparsas rodeaban su vida. Víctor Erarte (Vitico), un rostro distintivo de Santiago de los Caballeros, durante más de tres décadas se erigió como un referente cultural dominicano a través del carnaval, aunque también dejó su sello en el maquillaje y en la decoración de grandes fiestas.

Su relación con el mundo del carnaval, la decoración y el maquillaje se anidó en el entorno de su ciudad natal, donde su mundo mágico comenzó a tejerse entre los salones de belleza y las fiestas de carnaval.

“Yo nací en la calle Independencia esquina Escalante y con el simple abrir la ventana de mi casa yo tenía el carnaval de frente porque el carnaval en esos tiempos se celebraba en el parque Valerio, el parque Ramfis, y por ahì al doblar me quedaba el museo don Tomás Morel”, comentó en una entrevista hace un tiempo con el comunicador Ney Zapata.

Es decir, que desde muy niño “comencé a tener esa incidencia de lo que era el carnaval, sus personajes, y eso fue creando en mí ese entusiasmo”, el cual lo acompañó hasta su muerte, acaecida de manera trágica el domingo 30 de octubre de 2022.

“Yo soy una person que participa del carnaval de una forma directa, a pesar de que yo produzco, vivo creando, realizando producciones y hacer cosas diferentes, pero yo soy de los que me gusta mostrarme ante el público. Yo disfruto mucho hacer ese recorrido desde la San Luis cada domingo de carnaval porque ese aplauso, ese afecto,  ese juntarse, el tomame una foto, eso es el gran premio que uno se lleva”, manifestó en la entrevista colgada en Youtube.

Luego agregó: “La gente no se puede imaginar lo agradecido en el caso mío, y en el de Raudi Torres (ya fallecido), ese contacto con el público, con la gente y ese respaldo que cada domingo nos da”.

Sus primeros pasos en el mundo de la belleza, el maquillaje y el mundo de la belleza fue en una academia que vio una vez que iba caminando por la calle 30 de marzo de Santiago y “de repente entré en una escuela de belleza”, donde iba a parar todas las tardes.

La estética y la decoración fueron influenciadas por dos hermanas, grandes amigas de su madre, que se dedicaban a los montajes de bodas, una como modista y la otra decoradora. “De ellas aprendí mucho”.

Por igual, de otro hermano de ellas, perteneciente a la familia Zuain: “Don Chito era el escenógrafo del Gurabito Country Club. y este señor hacía unos montajes temáticos impresionantes… eran unos bailes famosos cada año… Igual para los carnavales… eran hasta ocho meses de preparación y yo con ese señor aprendí mucho”.

El padre de Erarte murió cuando tenía cuatro años y fueron su madre y sus dos hermanos mayores, Pedro Pablo y Papo, quienes le ayudaron en la formación. “Gracias a ellos yo no conocía la mala vida y cuando venían los carnavales era lo único que hacía”, contó.

A los 16 años conoció a Hernán López Morante, un peruano quien era el peluquero de la socialité en la capital dominicana y quien lo invitó a Santo Domingo, previo permiso de su madre y sus hermanos. Eso cambió el curso su vida.

“A los tres días de estar en Santo Domingo, sin ni siquiera tener contacto con esa sociedad, yo estaba trabajando en la peluquería del mejor peluquero del país y ahí tuve la oportunidad de conocer a las más grandes artistas de este país, la élite artística, como Luchy Vicioso, Cecilia García, Rhina Ramírez, Elenita Santos, Rafelito Marrero, Fernando Casado, Niní Cáffaro…”, recordó Erarte.

Seis meses después Cecilia García lo lleva a trabajar como maquillista en el programa “Fiesta”, de Teleantillas, que nace en 1979 después que pasar el huracán David.

“Es en Teleantillas que comienzo a tener tanta experiencia y a conocer tantos artistas, conocí a todos los cantantes de moda de esa época, como Julio Iglesias, José Luis Rodríguez, Rocío Durcal, Lola Flores, Lolita Flores, Carmen Flores, Rocío Jurado, Lissette Alvarez, Mirla Castellanos…”.

También tuvo la oportunidad de vida de maquillar al astro mundial de la canción Frank Sinatra cuando viajó a República Dominicana en 1982 a inaugurar el anfiteatro Altos de Chavón..

Ese día en Chavón lo recordaba siempre: “Yo fui a maquillar a Taty Salas, quien era la contraparte, y la gente del señor Sinatra pidió que si había un maquillista y me llevaron a mí”.

Junto a la dominicana Charytín Goico recorrió muchos países y ciudades del mundo.

En las útimas tres décadas se le relacionó más con el carnaval, por las fantásticas galas que organizaba y que se convirtieron en un referente obligado del carnaval dominicano, al que deja como parte de su legado.

Según llegó a contar, no fue fácil penetrar la alta sociedad de Santiago para impulsar su estilo dentro del carnaval.

“Santiago necesitaba una comparsa y quise abrirme al carnaval no social, sino popular, y tuve un enfrentamiento muy difícil con la sociedad, de tal manera que fui rechazado hasta la fecha”, manifestó hace unos años.

Su modo de ver el tema es que el carnaval debía ser participativo, “que muchachas y muchachos de barrio tuvieran la oportunidad de pertenecer a esa comparsa” porque “antes no era así, usted tenía que ser socio de una de las instituciones, usted tenìa que ser rico, usted tenía que ser blanco, pelo bueno, ojos azules, y yo rompí ese molde, yo me enfrenté al monstruo aquí en Santiago”.

Sobre el tema abundó: “Un muchacho de barrio, de familia pobre, sin más recursos que la humildad y el manejarse de una manera seria, recluté mis muchachos, fuimos a Santo Domingo y ellos participaron en el desfile de carnaval, tuvimos una invitación de Freddy Beras Goico”.

En 2004 en el Malecón capitaleño, en medio de los invitados al carnaval se encontraba el embajador de Alemania, que quedó maravillado con la actuación de su comparsa santiaguera.

“Luego yo recibí una llamada de la vicepresidenta en ese entonces, la doctora Milagros Ortiz Bosch, quien me decía que el embajador de Alemania le había pedido al Presidente Hipólito Mejía, que él quería esa comparsa en el Festival Mundial de Turismo en Berlín”, rememoraba.

En esa ocasión 50 corazones de Santiago, “muchachitos y muchachitas de barrios pobres, fuimos a Alemania, eso es mi legado, esto es mi propósito es brindarle emoción, color, alegría y sobre todo afianzar la enseñanza de que cada uno puede sacarle partido y ser grandes profesionales”.

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