Crean unas gafas de realidad virtual que te matan si pierdes en un videojuego
Cuando juegas a videojuegos, lo más normal es que de vez en cuando cometas algún error que provoque que el personaje que controlas ‘pierda la vida’ y que, por tanto, tengas que volver a empezar desde el último punto de control. Ahora, ¿qué pasaría si alguien desarrollase un título en el que, si pierdes, mueres en la vida real?
Palmer Luckey, genio precoz de la informática y padre de esa empresa de realidad virtual llamada Oculus, que desde hace tiempo forma parte de Meta, ha anunciado que está trabajando en la creación de las gafas VR que, efectivamente, acaban con la vida del usuario cuando pierde una partida.
Según señala en una publicación en su blog, la culpa de que esté trabajando en este proyecto la tiene Sword Art Online, popular franquicia japonesa de anime, manga y videojuegos. En una de sus historias, se muestra un casco llamado NerveGear desarrollado por un científico con problemas de juicio que obliga al usuario a completar una partida a un videojuego si quiere sobrevivir.
«La idea de vincular tu vida real a tu avatar virtual siempre me ha fascinado: instantáneamente elevas las apuestas al máximo nivel y obligas a las personas a repensar fundamentalmente cómo interactúan con el mundo virtual y los jugadores dentro de él», señala Luckey en la publicación.
Así funciona
Por el momento, según señala el padre de Oculus, ya ha conseguido encontrar una forma de que sus NerveGear maten al usuario. En lugar e usar microondas, como ocurría en Sword Art Online, el informático ha recurrido a cargas explosivas que detonan de forma automática en caso de que la pantalla del visor comience a parpadear en rojo de una forma concreta.
«Tengo planes para un mecanismo antimanipulación que, como el NerveGear, hará que sea imposible quitar o destruir el visor. Aun así, hay una gran variedad de errores que podrían ocurrir y matar al usuario en el momento equivocado», apunta Luckey.
De acuerdo con el padre de Oculus, el visor, por el momento, se trata únicamente de «una obra de arte de oficina, un recordatorio que invita a la reflexión de caminos inexplorados en el diseño de juegos». También se trata, probablemente, de la primera vez que se trata de desarrollar un dispositivo pensado para acaba con la vida de su propietario. «No será el último», vaticina Luckey.