El futuro de los wearables pasa por usar nuestro cuerpo como fuente de energía
Algunas startups ya se han puesto en marcha para desarrollar prototipos de dispositivos integrados en nuestro cuerpo que sean capaces de alimentarse de nuestra energía para ser totalmente autónomos o incluso para sustentar energía a los wearables.
En la actualidad, los wearables han experimentado un rápido desarrollo. Han surgido dispositivos personalizados, como smartwatches, gafas inteligentes o pulseras de actividad que han nacido para aportar comodidad a la vez que tecnología y grandes funcionalidades al ser humano.
Para contextualizar, el término del inglés wearable podría traducirse literalmente como “llevable” o “vestible”, y hace referencia a aquellos dispositivos tecnológicos que llevamos con nosotros regularmente y con los que interactuamos de manera constante.
Pues bien, estos se han ido desarrollando a la vez que otras innovaciones en campos como la tecnología electrónica flexible, la big data y la inteligencia artificial, que poco a poco han permitido añadir cada vez numerosas mejoras en los wearables como la monitorización de la frecuencia cardiaca o el IoT.
Para estos, el suministro de energía es un obstáculo importante y las baterías son actualmente la fuente de energía habitual de los dispositivos electrónicos. Sin embargo, las características de estas, la vida limitada de las pilas y los posibles problemas de contaminación ambiental son grandes hándicaps que actualmente están tratándose de superar.
Por ello, se han hecho muchos esfuerzos por explorar nuevas fuentes de energía renovables y respetuosas con el medio ambiente para alimentar los dispositivos electrónicos y la tecnología autoalimentada ofrece una solución para el suministro energético sostenible de los wearables.
La tecnología autoalimentada significa que el dispositivo puede mantener su propio funcionamiento mediante la captación de energía en el entorno sin necesidad de un suministro de energía externo. Pues bien, los investigadores han descubierto que el propio cuerpo humano puede ser una perfecta fuente de energía para estos.
El futuro de los wearables se encuentra en nuestro propio cuerpo
Numerosas empresas ya se han puesto en marcha para investigar y desarrollar, de cara a un futuro, formas en las que nuestro propio cuerpo sea el encargado de cargar estos dispositivos.
Una startup alemana con nombre CELTRO, ya está trabajando en ello. Su planteamiento parte de la idea de aprovechar la energía que generan nuestras células mediante un diminuto marcapasos autónomo. Este se situaría en nuestro corazón y funcionaría igual que un marcapasos al uso pero retroalimentándose de nuestra propia energía para su recarga.
or otro lado, la startup BeFC se está centrando en la producción de pilas de combustible bioenzimáticas. BeFC ha inventado unas pilas de biocombustible ecológicas en miniatura que son de papel, ultrafinas y flexibles.
La tecnología utiliza biocatalizadores para convertir sustratos naturales como la glucosa y el oxígeno en electricidad. Las pilas de combustible pueden activarse con cualquier fluido, como fluidos ambientales o biológicos. Además, las pilas de combustible BeFC no contienen sustancias químicas peligrosas o contaminantes para el medio ambiente y no alteran los procesos de reciclado existentes.
Es novedad se podría aplicar en muchos dispositivos electrónicos, desde microprocesadores hasta comunicaciones inalámbricas de baja energía.
Investigadores de la Universidad Monash de Melbourne (Australia) han descubierto que un panel solar colocado bajo la piel produce hasta un 10 % más de electricidad que uno expuesto a la luz solar directa, suficiente para alimentar un sensor de consumo bajo.
Un par de horas al sol pueden hacer funcionar un sensor de temperatura implantable durante 24 horas, y los investigadores afirman que el mejor lugar para colocarlo es entre el cuello y el hombro.
Por otro lado, PiezoSkin, otra startup en este caso italiana ha conseguido diseñar una fina película eléctrica para la piel que, a la vez que sirve para ayudar a la personas con disfagia (problemas para tragar), es capaz de extraer energía de los movimientos.
Ahora plantean la posibilidad de aprovechar la energía de otros movimientos y vibraciones corporales para desarrollar nuevos sensores y dispositivos portátiles.
Por último, tenemos la idea de la empresa suiza Mithras. Estos plantean que si por término medio, el cuerpo humano irradia continuamente unos 100 vatios de energía térmica, esto suma 3 kWh cada día, energía suficiente para alimentar un televisor LCD durante 24 horas.
Pues bien, estos quieren dar un mejor uso a esta energía convirtiendo el calor en electricidad mediante generadores termoeléctricos (TEG), una lámina termoeléctrica formada por una secuencia de elementos semiconductores conectados con un metal conductor.
Una cara del TEG estaría en contacto con el cuerpo y la otra con el entorno. El dispositivo convierte la diferencia de temperatura entre sus dos caras en electricidad que puede almacenarse en una batería y alimentar cualquier sensor eléctrico que funcione cerca del cuerpo humano.
Los TEG pueden producir electricidad sin emisiones incluso cuando la diferencia de temperatura es tan pequeña como un grado. El calor generado podría alimentar dispositivos en diversos campos, como las pulseras de actividad física, los smartwatches y la ropa inteligente, así como los parches inteligentes, los biosensores o los implantes.
Con todo esto sobre la mesa, destacar que muchas de estas empresas aún se encuentran en una fase de recaudación de inversión para llevar a cabo sus propuestas, aunque otras ya se encuentran en la fase de desarrollar un prototipo que finalmente pueda ser integrado para alimentar un wearable o cualquier otro dispositivo.