Una variante dañina del cáncer de mama desata la búsqueda urgente de una cura
El cáncer de mama es el más común entre las mujeres y, solo en Europa, ocasiona casi 92.000 muertes al año. Aunque esta cifra es sin duda elevada, las tasas de supervivencia son cada vez mayores. Los avances en la prevención, la detección y el tratamiento han hecho posible que hoy en día la tasa de supervivencia sea del 90 %.
Sin embargo, una variante particularmente agresiva, el cáncer de mama triple negativo (CMTN), así llamada por carecer de tres tipos de proteínas celulares, se comporta de forma distinta. Los tumores de este tipo representan alrededor del 15 % de los casos de cáncer de mama y las perspectivas de recuperación son mucho peores que las de otros tipos. Los tumores crecen más rápido, se suelen extender antes de ser detectados y el riesgo de recidiva tras el tratamiento es mayor. Y si el CMTN se extiende a otros órganos, el riesgo de muerte prematura es elevado, puesto que la tasa de supervivencia es solo del 11 %.
En la actualidad no existe ningún tratamiento específico para este tipo de cáncer de mama. Lo más común es tratarlo con una cirugía para extirpar el tumor y, seguidamente, el uso de un cóctel de fármacos de quimioterapia de efectividad conocida contra otros tipos de cáncer. No obstante, a menudo los resultados son irregulares y temporales.
“Después de un tiempo, el cuerpo crea defensas contra este cóctel y el tratamiento deja de funcionar”, afirma Andreia Valente, coordinadora de un proyecto financiado por la UE para encontrar una cura al CMTN. “Cuando esto ocurre, el tumor crea resistencia a muchos medicamentos, lo que significa que no responde a ningún otro tipo de quimioterapia, y el cáncer se vuelve entonces muy agresivo”.
Valente, que trabaja en la Universidad de Lisboa (Portugal), y su compañera de investigación, Helena Garcia, coordinan CanceRusolution, una iniciativa Women TechEU de un año de duración que estará vigente hasta finales de mayo de 2023.
Un metal raro
Los esfuerzos de estas investigadoras se centran en el rutenio, un metal raro de color blanco plateado, bien tolerado por el cuerpo humano. En los primeros ensayos, todo parece indicar que el fármaco basado en rutenio desarrollado por el equipo del proyecto detiene el crecimiento de las células del CMTN y su proliferación.
Dentro de poco está previsto que empiece una segunda serie de ensayos, esta vez, con animales. Aparte de los ensayos, las investigadoras analizarán el perfil de seguridad del medicamento para asegurarse de que es tóxico para las células cancerígenas, pero inocuo para el resto del cuerpo. Y es que la quimioterapia provoca unos efectos secundarios devastadores, desde náuseas y falta de apetito hasta una fatiga extrema y pérdida del cabello. Esto se debe al hecho de que los medicamentos que atacan a las células de rápido crecimiento de un tumor, también atacan a las células sanas. Los primeros resultados de CanceRusolution sugieren que un medicamento basado en rutenio produciría menos efectos secundarios en las pacientes porque parece no afectar a las células sanas.
“Por ahora, en términos de toxicidad, el perfil del fármaco es bueno” indica Garcia. “Nuestros estudios demuestran que, 24 horas después de haber administrado el fármaco, hay una alta concentración del compuesto en el tumor, pero su presencia en la sangre próxima al tumor y en la orina es casi inexistente. Esto indica que nuestro fármaco producirá unos efectos secundarios leves”, añade.
Características de las células
Una célula mamaria sana contiene multitud de receptores (proteínas), que se expresan en su superficie. Estas proteínas permiten a la célula responder a las hormonas (por ejemplo, aumentando de tamaño durante el embarazo) y a otras importantes moléculas que intervienen en el crecimiento, la división y la reparación de las células.
La mayoría de las células cancerígenas también poseen receptores. Por ello, para realizar un diagnóstico preciso, se analiza una muestra del tejido mamario afectado, al objeto de descubrir qué receptores, conocidos como biomarcadores en este contexto, se expresan.
Hay tres biomarcadores que se suelen encontrar comúnmente en los cánceres de mama y los fármacos desarrollados están diseñados para hacerles frente. Sin embargo, el CMTN es un caso atípico. No posee ninguno de estos biomarcadores, por lo que no existe ninguna forma clara de frenar el crecimiento del tumor.
Estrategia del caballo de Troya
El equipo de Portugal ha eludido este problema administrando su medicamento en forma de nanopartículas, que se introducen en el tumor, aprovechando cualquier carencia en su sistema de riego sanguíneo. Una vez dentro, se abre y libera el ingrediente activo, emulando al caballo de Troya. El blanco de dicho medicamento es un componente distinto de las células del CMTN: el citoesqueleto, una compleja red de filamentos proteicos interconectados que se extienden por todo el interior de la célula y que sirven de andamiaje.
“El medicamento destruye los cimientos de la célula”, precisa Garcia. “Sin un citoesqueleto en condiciones, la célula no tiene posibilidad de sobrevivir y explota”, añade. Con más financiación, las investigadoras prevén que su medicamento esté listo para ensayarse en personas dentro de dos años.
Un grupo diverso
Considerar al CMTN como un único tipo de cáncer sería caer en una simplificación excesiva. En realidad, se trata de un grupo muy heterogéneo de cánceres. Sin embargo, la comunidad investigadora no dispone de una clasificación de los subtipos. Obtener una les permitiría centrar toda su atención en nuevos biomarcadores, que se espera que allanen el camino para el desarrollo de tratamientos específicos.
Clasificar a las pacientes por las características propias de su tumor y establecer nuevos objetivos para el tratamiento del CMTN son los pilares de otro proyecto financiando por la UE: P70-IMMUNEBREAST.
Tras el estudio de 350 muestras de tejido canceroso, el equipo de investigación del proyecto ha ideado un sistema de clasificación basado en la cantidad de quinasa, una enzima y otro biomarcador del cáncer, expresada en el tumor. Investigaciones anteriores han demostrado que un determinado tipo de quinasa, la P70S6K, está presente en grandes niveles en los tumores del CMTN.
“Lo que nos interesa es la relación entre esta quinasa y la respuesta inmunitaria del cuerpo”, señala Rebeca Jimeno, investigadora. “Los tumores se pueden desarrollar en nuestro cuerpo, pero si todo va bien, nuestro sistema inmunitario lo reconoce y los destruye”, añade. La gran incógnita es por qué este sistema falla en ocasiones.
El sistema inmunitario
Jimeno, que trabaja para el Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas de España (CNIO), ha encontrado que cuando se expresan altos niveles de quinasa P70S6K en un tumor, hay pocas células B presentes. Las células B se encargan de reconocer, engañar y destruir a las células cancerígenas. En otras palabras, la P70S6K permite al cáncer esconderse del sistema inmunológico y desarrollarse sin obstáculo alguno.
Uno de los próximos pasos de esta investigación consiste en encontrar un inhibidor adecuado de esta quinasa. “Estamos probando medicamentos, pero sospecho que transcurrirán varios años hasta que hallemos uno que el cuerpo tolere bien”, revela.
Jimeno confía en que con el tiempo se encontrará una cura. “Estamos esforzándonos tanto por alcanzar una solución y poder cubrir esta necesidad insatisfecha que estoy segura de que, con el tiempo, la investigación lo logrará”, concluye.